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La Ciudad de Las Mujeres 
​Un grupo de mujeres afectadas por la violencia y desplazadas por el conflicto colombiano se unieron para construir su propia ciudad. 

1 de febrero, 2017
ImagenLas mujeres construyendo su propia ciudad. (Foto: La Liga de Mujeres)







​ 



Por Maya Thomas-Davis e Ilonka Wloch 
 
-"Hicimos pequeñas casas de cartón y las pusimos en una caja grande, y fuimos sacando de una en una... -¿Qué número tienes?  -¡Yupi, usted es mi vecino!, dice Lubis con orgullo. -Fue una experiencia increíble. Desde ese momento, pensamos como un colectivo".
 
Lubis es dueña de una de las 98 réplicas de esas casas de cartón y una de las líderes de la Liga de Mujeres Desplazadas, grupo de mujeres colombianas. Gracias a los esfuerzos de la Liga, se ha construido una comunidad conocida como la Ciudad de las Mujeres, en donde se ha buscado restaurar el derecho a la vivienda a algunos de sus miembros más vulnerables y a sus familias.
 
La Liga, ubicada en la región norte de Bolívar, es un grupo creado de la nada dirigido por y para las mujeres afectadas por el conflicto entre el gobierno, paramilitares de derecha, sindicatos del crimen y grupos rebeldes armados izquierdistas, como las FARC, una batalla que aún está en curso, a pesar del proceso de paz iniciado en 2012.
 
El conflicto de Colombia, que duró seis décadas, ha desplazado a más de seis millones de personas, afectando en particular a las comunidades indígenas y afrocolombianas. 
 
Mientras que la mayoría de los combatientes de esta guerra son hombres, más del 50 por ciento de los desplazados forzosamente por ella son mujeres. Se estima que la mitad de ellas han experimentado violencia sexual: perpetrada sistemáticamente y principalmente por grupos paramilitares, pero también por fuerzas estatales y grupos rebeldes.
 
"Tuve seis hijos y tuve que huir muchas veces de violaciones", dice Everledis, una de las fundadoras de la Liga. "Los paramilitares tomaron nuestros cerdos, vacas y caballos. Mataron a los hombres y los arrojaron al río.”
 
"Mi ciudad era una gran productora de aceite de palma. Quemaron automóviles, hicieron todo lo posible para que la gente se fuera, y ahora las multinacionales pueden comprar tierras muy baratas porque nadie vive allí", dice otra mujer de la Liga. 
 
Los supervivientes de esta violencia suelen instalarse en barrios pobres en las afueras de las principales ciudades de Colombia, donde viven en refugios informalmente construidos sin acceso a agua potable ni atención médica, y menos aún a empleo, redes de apoyo o acceso a la justicia. 
 
Un telón de fondo de pobreza extrema 
 
El Pozón, situado lejos de los hoteles cinco estrellas y de las atracciones turísticas tipo postal de Cartagena, en la costa caribeña de Colombia, es uno de esos barrios. Con cerca de 100.000 habitantes, es el municipio más densamente poblado de Cartagena, habiendo recibido una afluencia constante de desplazados internos en los últimos 50 años.
 
Esta población marginada vive en viviendas precarias que se construyen a mano con cartón, estaño y láminas de plástico y no están equipadas para soportar las inundaciones periódicas de la región. 

PictureLa reunion de La Liga de Mujeres Desplazadas.
Fue en El Pozón donde se fundó la Liga.

Algunas de las mujeres desplazadas allí comenzaron a organizarse alrededor de lo que denominaron Sueño de una Vida Digna.

Era un sueño, porque una ciudad de casas construidas por y para las mujeres desplazadas parecía increíblemente lejos de la realidad de sus vidas en El Pozón.
 
"Todos, incluidos nuestros propios socios, dijeron que estábamos locas", dice Eidanis, otra líder de la Liga. "[Nos dijeron] que este proyecto era imposible. Pero hemos demostrado que es posible... Es el único proyecto de vivienda que pertenece a las víctimas femeninas del país". Lo dice con orgullo, desde la terraza de la casa que ahora posee en la Ciudad de las Mujeres. Para Eidanis, una parte importante del trabajo de la liga es asegurar que el estado asuma la responsabilidad de cuidar de las necesidades de las mujeres desplazadas y abusadas. 
 
¿Pueden los hombres vivir en la Ciudad de las Mujeres? Ana Luz, en una entrevista con Positive News aclara que "sí, se permite que los hombres vivan allí y saben que se lo deben a las mujeres". 

Ya casi se cumple una década desde que fue terminada y la ciudad ya tiene su propia pequeña escuela primaria, un centro de la comunidad y algunas tiendas informales que venden la comida y artículos esenciales del hogar, que se ejecutan desde las salas de estar de las mujeres o junto a la carretera.  Cada una de las casas pintadas de colores tiene su propia terraza delantera, amoblada con mecedoras y lo suficientemente cerca de los vecinos para permitirles hablar sobre el ruido de los niños jugando al fútbol o persiguiendo pollos a través de las avenidas de árboles de mango. 

"No es sólo el hecho de que tenemos una Ciudad de las Mujeres", continúa Eidanis, "sino que fuimos nosotras quienes la construimos. Tuvimos que aprender sobre construcción, topografía... algunas mujeres diseñaron los bloques, otras los construyeron". 
 
Construyendo la ciudad 
 
La construcción de la ciudad comenzó en Turbado - un municipio en las afueras de Cartagena - en 2003, gracias a los fondos internacionales asegurados por la fundadora y abogada de la Liga, Patricia Guerrero.

En 1999, esta exjueza y activista feminista colombiana, fundó la Liga de Mujeres Desplazadas, desde donde ayudó a miles de mujeres y sus hijos víctimas de la violencia. Años después también fundaría la Ciudad de las Mujeres. Por ser especialista en Derecho Internacional Humanitario, Patricia Guerrero también logró que la Corte Constitucional decretara una protección especial a las mujeres desplazadas gracias a la cantidad de denuncias que llevó a la Fiscalía sobre casos de violencia sexual.
 
Eidanis describe cómo el trabajo fue manejado colectivamente en la Ciudad de Mujeres. En una organización que tenía entonces cinco años y ya 300 integrantes, el esfuerzo colectivo para construir la ciudad solidificó sus cimientos. Mientras que algunas mujeres construyeron y colocaron ladrillos, otras cuidaron los cultivos crecidos en el sitio para sostener a la comunidad. Algunas eran responsables del cuidado colectivo de los niños, otras cocinaban las comidas.  "Fue algo que acercó aún más la organización, viviendo y trabajando juntas de esa manera, día a día", recuerda Eidanis.  
 
 "Formamos un grupo de mujeres que conforman un poco de Colombia", dice Dayanera, otra líder de la Liga. Las mujeres que viven aquí son de todo el país: de Chocó, Antioquia, Bolívar, La Guajira y muchas otras regiones desgarradas por esta guerra sin fin. Sin embargo, todas ellas están unidas por su "sueño de una vida digna".

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Ana Luz y Eladis de la Liga de Mujeres con Ilonka de Positive News, frente a la casa de Eladis
Este es un extracto de un artículo que apareció por primera vez en Al Jazeera
Traducido por Patricia Granados 
Revisión por Sandra Medina

La Liga de Mujeres Desplazadas

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